PRESENTACIÓN

La red está llena de información, tanta que es muy fácil perderse en ella. Seguramente lo que pueda escribir ya está dicho en algún otro sitio. Sin embargo, me he decidido a hacerlo porque disfruto con ello y porque, quién sabe, quizás alguien pueda encontrar aquí algo que no habría leído en otro lugar. El propósito de este blog es compartir reflexiones personales e "intercambiar conocimientos" relacionados con la psyché, el alma o el "ser persona". Os invito a enriquecer mis entradas con comentarios, preguntas o sugerencias.



sábado, 3 de noviembre de 2012

Dimensiones del ser humano y enfermedad

Elisabeth Lukas, en su libro “Logoterapia”, expone el pensamiento de su maestro Viktor E. Frankl y los principios básicos del modelo logoterapéutico, tal y como fue inicialmente concebido por su fundador junto con las ampliaciones posteriores.

La logoterapia concibe al ser humano como compuesto por tres dimensiones esenciales, que se corresponden con los planos somático, psíquico y espiritual. Frankl explica que estas dimensiones “se penetran entre sí con la misma perfección que las tres dimensiones espaciales longitud, anchura y altura” es decir no son excluyentes ni están superpuestas.  Según Frankl, el plano somático es común a personas, animales y plantas; el plano psíquico existe en personas y animales; por último, el plano espiritual es “el propiamente humano” (cfr. E.Lukas, Logoterapia, p.26-7).
La psicoterapia, explicaba Frankl hace más de medio siglo, “sigue padeciendo las consecuencias de proyecciones improcedentes” del plano espiritual al psíquico. Es decir, Frankl en su práctica médica observó que una gran parte del malestar (expresado en el plano psíquico o somático) de la persona proviene del plano espiritual -de cuestiones relacionadas con el sentido de la vida, la culpa o el vacío existencial- y es malinterpretado como un problema “psíquico”. Consecuencia de “reducir lo espiritual a lo psíquico”, para Frankl, es que se “despoja al ser humano (al menos teóricamente) de su propia responsabilidad y lo abandona a su destino”.  La logoterapia considera que “el paciente comparte –siempre que su dimensión espiritual continúe estando sobre todo “abierta”- la responsabilidad de su curación y también tiene libertad para destrozar su vida(…)” y esto le lleva a uno de sus principios terapéuticos fundamentales: “hay que prestar ayuda, pero no eximir de responsabilidad” (cfr. E.Lukas, Logoterapia, p.38).


Lo que Frankl explicaba en su día como un reduccionismo o proyección del plano espiritual al psíquico, podría quizá aplicarse hoy al plano somático. Lo espiritual y lo psíquico, incluso lo social y lo contextual (dimensión que la logoterapia incluye en el plano psíquico) parecen quedar reducidos a lo “neurobiológico”. El avance de las neurociencias ha traído y traerá sin duda muchas cosas buenas. Pero ahora la neurociencia se ha convertido en “moda” y es esencial que conservemos el sentido crítico. La extensión indiscriminada de los avances neurocientíficos (p.ej. de la neuroimagen) a la “salud mental” y la propuesta de causas y tratamientos para la “enfermedad mental” en base exclusivamente a esta dimensión (física, cerebral), son más que cuestionables y, en mi opinión, no dejan de ser otro tipo de reduccionismo, como en su tiempo lo fueron el psicoanálisis o el conductismo. De hecho, cabe cuestionar el propio concepto de “enfermedad mental”, como muestran por ejemplo Marino Pérez y Héctor González, pero esto será objeto de otro comentario.

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