PRESENTACIÓN

La red está llena de información, tanta que es muy fácil perderse en ella. Seguramente lo que pueda escribir ya está dicho en algún otro sitio. Sin embargo, me he decidido a hacerlo porque disfruto con ello y porque, quién sabe, quizás alguien pueda encontrar aquí algo que no habría leído en otro lugar. El propósito de este blog es compartir reflexiones personales e "intercambiar conocimientos" relacionados con la psyché, el alma o el "ser persona". Os invito a enriquecer mis entradas con comentarios, preguntas o sugerencias.



lunes, 3 de junio de 2013

Lo esencial es invisible a los ojos

Aunque el título de la entrada es una frase de El Principito, lo que hoy comparto es un cuento taoísta que leí hace algún tiempo y que ahora ha vuelto a mi memoria. Va con él mi gratitud hacia las personas de mi vida que "cuando miran, ven"... y de las que tanto aprendo día a día.

El duque Mu de Chin dijo a Po Lo: “Ya eres de edad avanzada. ¿Hay algún miembro de tu familia a quien pueda contratar para buscar caballos en tu lugar?”
Po Lo respondió: “un buen caballo puede ser elegido por su estructura general y su apariencia. Pero el mejor caballo, el que no levanta polvo ni deja huellas, es algo evanescente y fugaz, esquivo como el aire sutil. El talento de mis hijos es de nivel inferior; cuando ven caballos, pueden señalar a uno bueno pero no al mejor. No obstante tengo un amigo, un tal Chiu-fang Kao, vendedor ambulante de verdura y combustible, que en cosas de caballos no es en modo alguno inferior a mí. Te ruego que vayas a verlo”.
El duque Mu así lo hizo y después lo envió en busca de un corcel. Tres meses más tarde volvió con la noticia de que había encontrado uno. “Ahora está en Sach’iu” añadió. “¿Qué clase de caballo es?” preguntó el duque. “Oh, es una yegua baya”, fue la respuesta. ¡Sin embargo, cuando fueron a buscarlo, resultó ser un semental negro! Muy disgustado, el duque mandó a buscar a Po Lo. “Ese amigo tuyo –dijo- a quien le encargué que me buscara un caballo, ha armado un buen lío. ¡Ni siquiera sabe distinguir el color o el sexo de un animal! ¿Qué diablos puede saber de caballos?” 
Po Lo lanzó un profundo suspiro de satisfacción. “¿Ha llegado realmente tan lejos? –exclamó.- Ah, entonces vale diez mil veces más que yo. No hay comparación entre nosotros. Lo que Kao tiene en cuenta es el mecanismo espiritual. Se asegura de lo esencial y olvida los detalles triviales; atento a las cualidades interiores, pierde de vista las exteriores. Ve lo que quiere ver y no lo que no quiere ver. Mira las cosas que debe mirar y descuida las que no es necesario mirar. Kao es un juez tan perspicaz en materia de caballos, que puede juzgar de algo más que de caballos."
Cuando el caballo llegó, resultó ser un animal superior.